viernes, 13 de febrero de 2009

Un vertedero en órbita

Tuercas, fases de cohetes, copos de pintura, polvo, residuos de motores, satélites en desuso, e incluso alguna bolsa de herramientas. La órbita terrestre se ha ido convirtiendo, desde los inicios de la era espacial, en un singular vertedero. Hoy se calcula que pueden haber más de 50.000 objetos orbitando nuestro planeta, (alrededor de 9.000 catalogados por la NASA) y esta cifra irá aumentando.



En 2006 dos científicos de la NASA aseguraron que incluso si se dejaban de poner satélites y cohetes en órbita, la cantidad de basura espacial iría en aumento (ver gráfico), debido a que hemos pasado un umbral crítico tras el cual las colisiones son más que previsibles, y en cada colisión se creará más basura que, a su vez, aumentará el riesgo de colisiones. Según ellos el exponencial incremento de objetos y partículas en la órbita terrestre baja supondrá un peligro para futuras misiones espaciales.



El pasado martes, a 790 kilómetros de altura sobre Siberia, se produjo la primera colisión de la historia entre dos satélites en órbita. Uno era el satélite comercial Iridium-33, estadounidense. El otro, Cosmos 2251, un viejo satélite militar ruso, inactivo desde hace 14 años.

Vídeo que simula la colisión de los satélites y la chatarra a la que quedaron reducidos.
Lo encontré junto con otros interesantes gráficos y datos en el sofista.


La NASA y otras agencias espaciales han mostrado su preocupación por la nube de escombros nacida del choque por el peligro que supone para otros satélites y, sobretodo, para la Estación Espacial Internacional.
Aunque la EEI tiene la capacidad de maniobrar para evitar colisiones con otros objetos en órbita, y se encuentra
orbitando en una franja de 355 a 390 kilómetros de la Tierra, muy por debajo del nivel donde se produjo la colisión, la preocupación que se ha generado hace que se vea, más que antes, un serio problema en la contaminación de la órbita terrestre.

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