jueves, 15 de enero de 2009

Dibujo del pájaro simple

"...había tambien un raro y grotesco especímen de ave del tamaño de un cisne, enorme y desgarbado, y con un ridículo pico curvo. Tenía diminutas alas terminadas en cuatro plumas grises y una cola formada por cuatro plumas negras sobresaliendo de su redondo trasero. Eran fácilmente abatidos aunque su carne sabía tan mal que tenían que ser cocinados durante horas y recibieron el nombre de ave nauseabunda..."

Descripción de un dodo, del segundo libro de la expedición de
Van Neck, de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales
1601

El dodo fue víctima de una broma pesada de la evolución. Se cree que desciende de palomas que llegaron a la isla de Mauricio miles de años atrás y se instalaron en ella. En la isla no existían depredadores ni amenazas de ningún tipo que pudieron poner en peligro la vida de los futuros dodos, por lo que éstos no tenían la necesidad de tomar precauciones. Lo que en principio parece una ventaja, se vuelve en fatal desventaja cuando las condiciones de la isla cambiaron. El tamiz de la selección natural que ha convertido a las aves en animales precavidos y esquivos no trabajaba en la isla, por lo que los dodos evolucionaron hacia el animal que describió Van Necks en sus libros: un pájaro grande, lento, incapaz de volar y que no huía ante la presencia humana. Digamos que sus viejos genes de paloma olvidaron lo que es el peligro.

Alrededor de 1505 los portugueses llegaron a la isla, siendo la primera vez que humanos y dodos se encontraban. Ya que este último no relacionaba al hombre con un peligro, no huía ante su presencia como haría cualquier otro animal que hubiera evolucionado bajo su amenaza. Dicen que la mansedumbre del enorme pájaro hizo que los portugueses le llamaran dodo, que significa tonto, o simple. Pero aunque los portugueses, que usaban la isla como puerto, vieron en el dodo una presa fácil y solían alimentarse de su carne, el inicio real de su extinción llegó con la colonización holandesa de la isla.

Cuando en 1638 los holandeses llegaron para quedarse, no iban solos, sino que llevaban sus con ellos perros, cerdos, gatos y otros animales; pero posiblemente la principal causa de la desaparición del dodo viajaba en las bodegas: las ratas.
A pesar de que su carne no era precisamente apetitosa, el dodo era un ave fácil de cazar. Bastaba acercarse caminando a uno, propinar uno o dos garrotazos, y 20 kilos de carne yacían en el suelo lista para ser cocinada. Y mientras los humanos se dedicaban a la caza de dodos adultos, los perros solían matar a los polluelos y los cerdos y las ratas encontraban los nidos fácilmente y se comían los huevos. El último dodo murió entre 1660 y 1680.

Aunque apenas quedan unos pocos huesos del pobre pájaro, éste aparece en multitud de dibujos y pinturas de los años en los que vivió en presencia humana, que nos dan una buena idea de su aspecto.







En orden descendente y de izquierda a derecha:
1: Del diario del Gelderland, almt.
Wolphaert Harmenszoon, 1601. 2, 4: Jan Savery, 1651. 3: Ustad Mansur 1610. 5, 6: Roelant Savery, 1626-1628 8: Adrian Van de Venne, 1626. 9: Carolus Clusius, 1605

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